domingo, 8 de noviembre de 2009

Mensaje del rabino Bergman en Plaza de Mayo

Quiero compartir con ustedes, este mensaje que data de septiembre de 2006 y a pesar de los años transcurridos mantiene toda su vigencia.
Estamos aquí para decir que el pueblo sabe de qué se trata, pero que quiere saber de qué se trata cuando las instituciones republicanas que deben proveernos a todos los ciudadanos por igual las garantías básicas del derecho constitucional, de la seguridad, de la paz, de la justicia, de la equidad, de la dignidad de ser argentinos, son amenazadas en un proyecto que se parece más a una monarquía constitucional que a la participación de todos y cada uno de nosotros en aquello que votamos y que ahora tenemos que sostener.


“Esta noche estamos aquí reunidos invocando al cielo su bendición, proclamando la paz, (Salam Shalom), para decirnos todos como uno ,que cuando nos encontramos con lo que sucede en el mundo y en esta bendita tierra la Argentina, con tanto dolor dónde está Dios, debemos responder como lo hacemos esta noche diciendo que aquí está el hombre, hombres y mujeres de buena voluntad que hacen posible la expresión de Dios en un compromiso ciudadano que no vamos a permitir que el coraje cívico, que la religión de la espiritualidad, mucho menos la tragedia y el dolor se hagan se politice tomándonos como rehenes a los ciudadanos de una compulsa que no es la nuestra.Estamos para proclamar palabras de bendición, pero la bendición de Dios comienza en el coraje cívico de hacer aquí en la tierra su reino, comenzando en este mismo lugar donde el Cabildo abierto y ciudadano que volvemos a reeditar esta noche, como fue un 22 de mayo de la gesta patria, para decir que es cierto, el pueblo sabe de qué se trata, pero el pueblo quiere saber también de qué se trata cuando la democracia en lugar de ser real se la quiere hacer sólo formal para tomar el poder y no servir a su pueblo sino servirse de él.

Estamos aquí para decir que el pueblo sabe de qué se trata, pero que quiere saber de qué se trata cuando las instituciones republicanas que deben proveernos a todos los ciudadanos por igual las garantías básicas del derecho constitucional, de la seguridad, de la paz, de la justicia, de la equidad, de la dignidad de ser argentinos, son amenazadas en un proyecto que se parece más a una monarquía constitucional que a la participación de todos y cada uno de nosotros en aquello que votamos y que ahora tenemos que sostener.

No se reza sólo con la palabra y con el corazón, se reza también con los pies y con las manos, y con las velas que Ustedes tienen y con la memoria de los que murieron y que no serán víctimas del sinsentido sino que serán honradas en testimonio vivo de que hacemos memoria, que pedimos justicia y que rezamos actuando por un país para todos.

Estamos esta noche en un lugar histórico donde queremos volver a escribir la historia.

No la de algunos iluminados sino la de todos los ciudadanos en compromiso y en dedicación cívica, responsable y comprometida.

El pueblo sabe de qué se trata, pero el pueblo también quiere saber de qué se trata cuando no se quiere reconocer que la seguridad es también un derecho humano.

Que los derechos humanos no son de derecha o de izquierda, los derechos humanos son de la ciudadanía y son garantía de la Constitución Nacional.

Los derechos humanos son la dignidad religiosa, de la cual nos hacemos imagen y semejanza de lo divino, y no es para hacer política, es para hacer ciudadanía y construir un país para nuestros hijos que no sean asesinados ni tomados como rehenes.

Los derechos humanos no tienen que ver solamente con el pasado triste que no olvidamos, porque el pueblo sabe de qué se trata pero también quiere saber de qué se trata porque sin seguridad no tenemos posibilidad de una República y podemos volver a la violencia, al terror y al horror que ya vivimos y que tanta sangre nos costó.

Todos nosotros estamos aquí, venimos a decir, el pueblo sabe de qué se trata.

Pero también el pueblo quiere saber de qué se trata cuando nos quieren tomar como presas mediáticas de una compulsa, una discusión que no tiene que ver con el corazón del ciudadano, tiene que ver con el futuro de cada uno de nosotros.

El pueblo sabe de qué se trata cuando el poder es para servir y no para servirse, y cuando el poder no es para acumularlo sino para repartirlo en las instituciones que nos garantizan a cada uno de nosotros vivir en paz, tener justicia y tener la seguridad que la Constitución nos da.

El pueblo sabe de qué se trata cuando se hace de la Constitución un mamarracho para perpetuarse indefinidamente en el poder en lugar de servirse de la Constitución Nacional en valores, que no va a ser un país digno que soñaron nuestros inmigrantes y los hombres y las mujeres de la Patria.

El pueblo sabe de qué se trata, el pueblo camina y sabe ser maduro de la memoria de su pasado, en el compromiso de su presente y en la siembra de un futuro mejor.

La paz al cercano y al lejano,para liberar a los oprimidos,alimentar a los que tienen hambre,suplir a los desconsolados y traer la dignidad y la posibilidad de que nosotros somos sólo la expresión de un país dormido que comienza a caminar y a levantarse para poder vivir en la democracia que nos corresponde a todos por igual. La democracia que se sostiene no en el voto sino día a día.

La presencia del espíritu de la religión no es para avalar propuestas políticas es para hacer política ciudadana, cívica, con coraje, para no salir a la calle únicamente cuando arde el país, sino salir a la calle para que no arda, estar aquí juntos para poder saber que el poder fue delegado y no le pertenece a nadie sino a las instituciones que nos representan a todos.

Estamos aquí para decir en este Cabildo que nos vio nacer como la Patria que aún todavía nos debemos los argentinos, que la Argentina es bendita en todos nosotros y esa bendición la vamos a regar, la vamos a cuidar, la vamos a hacer florecer, para tener frutos que todos nosotros deseamos, que si no es para nosotros sea para los hijos y los hijos de nuestros hijos.

Esta noche el cielo está en sus manos, sus luces son las estrellas del firmamento terreno, concreto y cotidiano de un país que quiere volver a brillar, en el porvenir y en la esperanza, en la utopía y en la mística de un compromiso y un pensamiento que nos hace a todos hermanos por igual.

Por eso proclamamos:
Oíd mortales este grito sagrado
Libertad, libertad, libertad,
Oíd mortales, conciudadano, el grito desgarrado del dolor
Seguridad, seguridad, seguridad.
El que hace la paz en las alturas celestiales traiga paz a nuestros corazones para que se exprese en la dignidad, del pan y del trabajo y de un país que viva en seguridad.”
Fuente: Redacción LHPCompártela:

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